La curiosidad en torno a Neville Goddard y su relación con la prosperidad material ha capturado la atención de muchos. Dado que Neville era un ferviente defensor de la ley de la Asunción, una doctrina espiritual que enseña cómo los individuos pueden materializar sus deseos a través del poder de la creencia y la imaginación, surge una pregunta intrigante: ¿Logró él mismo alcanzar la riqueza gracias a esta práctica? Esta interrogante no solo toca la eficacia de sus enseñanzas sino que también invita a reflexionar sobre la naturaleza de la riqueza y el éxito. La ley de la Asunción, según Neville, propone que al asumir el sentimiento del deseo cumplido, las personas pueden atraer hacia sí la realidad física de esos deseos. Si bien es complicado verificar la situación financiera exacta de Neville con certeza, es claro que su riqueza trascendía lo material; su legado espiritual y su influencia en el pensamiento contemporáneo son invaluables. Su éxito puede medirse no solo en términos de bienes materiales sino también en la riqueza de la comprensión espiritual y el impacto duradero de sus enseñanzas en sus seguidores.
La indagación sobre la riqueza material de Neville Goddard es un tema que suscita curiosidad entre muchos, especialmente aquellos interesados en validar la efectividad de sus enseñanzas sobre cómo manifestar nuestros deseos a través de “La Ley de la Asunción”. Este interés va más allá de la simple curiosidad; busca entender si Neville, quien legó al mundo un profundo conocimiento espiritual, fue capaz de aplicar sus propias enseñanzas para atraer prosperidad a su vida. Sin embargo, según sus propias palabras, para Neville, los bienes terrenales no ocupaban el centro de su vida. Aunque disfrutaba de una existencia serena y confortable junto a su familia en Los Ángeles, su fuente de alegría y verdadera vocación residía en compartir sus enseñanzas espirituales. La felicidad para él emanaba de su habilidad para iluminar las mentes y corazones de su audiencia, semana tras semana, tanto en Los Ángeles como en San Francisco. Su riqueza, por lo tanto, podría considerarse no en términos de acumulación material, sino en la inmensurable contribución que hizo al enriquecimiento espiritual de quienes lo escuchaban y lo escuchan hasta hoy, dejando un legado que perdura mucho más allá de lo tangible.
Neville Goddard nació el 19 de febrero de 1905 en St. Michael, Barbados, en las Indias Occidentales Británicas, su padre era Joseph Nathaniel Goddard, un hombre dedicado a los negocios y su madre Wilhelmina Nee Hinkinson, ambos habían formado una familia grande, tenían 10 hijos, Neville era el cuarto de ellos. En el tiempo en que nació Neville su familia, era una familia que no contaba con múltiples riquezas para derrochar, porque de haber sido así, Neville no hubiera tenido que emigrar a Nueva York, aunque ciertamente él dejó su ciudad natal porque sabía que tenía una misión que cumplir, aunque desconocemos si realmente ya tenía en mente iniciar su búsqueda espiritual.
Neville partió a Nueva York en 1922, justamente cuando su padre estaba iniciando un nuevo negocio junto a su hermano Victor. Neville tenía al momento de partir 17 años, al llegar a Nueva York estuvo trabajando primero como empleado de un almacén y después como bailarín.
Apareció en seis obras de Broadway y viajó por muchas ciudades de teatro en teatro y sus ingresos ascendían a varios miles de dólares al año.
En ese tiempo, durante la década de 1920 solía ganar como bailarín unos $ 500 por mes, lo que actualmente equivaldría a alrededor de $ 9000 por mes. Lo que era una suma respetable para una persona según el estilo de vida actual.
Después de su paso como bailarín en Broadway, cuando empezó la recesión económica a finales de la década de 1920 y principios del 30, Neville empezó a interesarse por los temas metafísicos, hacia 1933 Neville había conocido a Abdullah y en ese tiempo él no tenía dinero para ir a visitar a su familia en Barbados, pero logra asumir su deseo y esa Navidad viaja en primera clase a pasar las fiestas con su familia. Tiempo más tarde se convierte en autor y orador a tiempo completo sobre los principios metafísicos como la manifestación y la Ley de la Asunción. Empezó dando charlas a un número reducido de personas que crecía semana a semana, cerca de Broadway, en la calle 49, en la ciudad de Nueva York.
Ganó mucho dinero con su carrera como bailarín y ganó mucho más cuando hizo la transición para convertirse en maestro espiritual a tiempo completo, que era su verdadera pasión.
Escribió innumerables libros y daba conferencias con entradas agotadas a miles de personas.
En un testimonio de su alumno E.O. Locker, él nos dice que en realidad él fue a ver a Neville en una charla que daba en Los Ángeles para comprobar que era un fraude y Neville, que parecía leer la mente de sus asistentes, apenas empezó a hablar dijo que no iba a pedirles dinero, que si una persona te quiere enseñar a ser rico y feliz y él no lo es, es porque sería un fraude.
Además de manifestar su propio dinero, Neville también ayudó a manifestar riqueza para su familia y amigos. En particular, ayudó a su hermano, Victor Goddard, a manifestar una empresa de gran éxito llamada Goddard Enterprises. Goddard Enterprises todavía existe hasta el día de hoy y tiene un valor de alrededor de $ 300 millones de dólares.
Se cree que Neville también poseía acciones en la empresa familiar, Goddard Enterprises, lo que aumentaría su patrimonio neto a través de la apreciación del precio de las acciones y los dividendos, pero estudiando sus conferencias posteriores vemos que Neville era un verdadero místico, no le importaba “el mundo del César” y pasó de enseñar La Ley a la Promesa.
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