Un sabio llegó cierta tarde a la ciudad de Akbar. Las personas no dieron demasiada importancia a su presencia y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Al cabo de un tiempo, se convirtió en motivo de risa e ironía de los habitantes de la ciudad.
Un día mientras paseaba por la calle principal de la ciudad, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que ignoraba lo que sucedía, el sabio se dirigió hacia ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
-¿Es que estamos, además, ante un hombre sordo? Gritamos cosas horribles, ¡y él nos responde con palabras hermosas!
-Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene -fue la respuesta del sabio.
Éste es un pequeño extracto del libro de pensamientos y reflexiones “Como el río que fluye” de Paulo Coelho. No hacen falta más palabras para describir la enseñanza de ésta historia y para que nos demos cuenta que en realidad cada quien da lo que es, lo dice también la Biblia en Lucas 6, 43-44 “Por sus obras los conoceréis”.